No soy dado a escribir en el blog pero la ocasión lo merece.
Hay momentos en los que un entrenador se siente orgulloso de su equipo y, normalmente, estos momentos coinciden con importantes triunfos deportivos. Hoy, después de una derrota, me siento más orgulloso que nunca de dirigir un equipo como este.
Orgulloso por que fueros capaces de soportar durante 90 minutos todo tipo de insultos y provocaciones sin responder de manera violenta. Hubiera sido lo más fácil.
Orgulloso por que a este tipo de provocaciones respondieron jugando al fútbol sin dejarse amedrentar.
Orgulloso por que en los momentos en que el rival recurrió a todo tipo de artimañas de dudosa ética, nuestro comportamiento fue siempre ejemplar.
Pero el motivo que más provoca mi orgullo es que, a pesar de todo, fueron capaces de acatar mis ordenes y aceptar mis consejos sin cuestionarlos a pesar de que lo que les pedía estaba por encima de lo que se puede soportar en ocasiones.
En el aspecto deportivo hemos sido derrotados 4 a 3, pero en el resto de cuestiones hemos ganado por goleada. Y esta es la “liga” que más nos importa.
A todos, gracias por permitirme entrenaros.
Pepin.
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